De todas las ciudades europeas, Praga es tan hermosa y emblemática que merece ser disfrutada durante unos cuantos días. En el corazón de Centroeuropa, es una ciudad con tanta historia que lleva tiempo desentrañarla. En este artículo, voy a ofrecer unas pinceladas sobre esta ciudad y sobre aquellos elementos que considero imprescindibles, no sólo de la ciudad sino también de sus alrededores. Como mínimo, mi recomendación es pasar aquí cinco días, teniendo en cuenta que en los alrededores de esta ciudad hay lugares muy interesantes que os encantarán. No vengáis con prisa; aquí hay mucho de lo que empaparse. Sígueme y descubre qué ver en Praga.
Este artículo no pretende ser una guía exhaustiva ni un checklist con todo lo habido y por haber, sino una propuesta de paseo tranquilo, donde vamos viendo cosas y aprendiendo, sin estresarnos ni andar a carreras para verlo todo.
Cuando uno pasea por Praga, no sabe dónde mirar. La estética de las calles, que rebosa arte barroco y renacentista por todas partes, en combinación con modernismo, cubismo y otros estilos arquitectónicos y artísticos, llama la atención de cualquier viajero. Siglos de historia y arte han modelado una ciudad brillante, rebosante de un patrimonio que nos dejará boquiabiertos.
Echemos pues un vistazo general a la ciudad, que exploraremos por partes. Como veis en el mapa de abajo (Imagen satelital por cortesía de Google Maps), la ciudad histórica de Praga se divide en diversos sectores. Como puntos de referencia, tomaremos el Puente de Carlos y la Plaza de La Ciudad Vieja, grandes iconos de esta ciudad. Para ayudarnos con nuestra orientación, el caudaloso río Moldova va a ser siempre un eje importante.
Primero, nos situaremos pues en un mapa general donde dividiremos la ciudad en zonas. Esto es importante para ubicarnos bien. Nos situaremos después a su vez en mapas más pequeños con los puntos de interés marcados. Fijaos, para evitar confusión, en que el Barrio Judío forma parte de la Ciudad Vieja.
Preparad vuestra mochilita con un bocata y… ¡a disfrutar! Vamos por zonas (Click en los enlaces para atajar):
1.- La Ciudad Vieja (Staré Město).
Mapa de toda la Ciudad Vieja, incluyendo el Barrio Judío:
La Ciudad Vieja se desarrolla en torno a la monumental Staromestské Námestí (Plaza de La Ciudad Vieja), que por su gran belleza e importancia merece ser el primer lugar que pisemos en Praga y también el último que veamos antes de irnos.
En el siglo X, era un punto de cruce de diversas vías comerciales europeas, razón por la cual comenzó a establecerse un mercado en torno al cual se formó la plaza. En los siglos XII y XIII se construyeron muchas casas, de las que puede observarse algún vestigio, en estilo románico. El románico de Praga queda en gran parte por debajo del nivel del suelo de la plaza, ya que el terreno posteriormente se elevó para evitar inundaciones. No obstante, pueden encontrarse algunas muestras a simple vista.
En esta plaza, encontramos importantes iconos de la ciudad:
Ayuntamiento de la Ciudad Vieja y Reloj Astronómico:
El edificio del Ayuntamiento se comenzó a construir en el siglo XIV. Pueden visitarse en su interior las salas históricas, los sótanos y la torre, desde lo alto de la cual puede observarse una buena panorámica. En el exterior de este edificio, podemos (y debemos) admirar la que es una gran atracción en esta ciudad (y con razón): El Reloj Astronómico de Praga.
El día que llegamos a esta ciudad (14 de julio de 2017), este edificio estaba cubierto de andamios, pero por suerte el reloj estaba descubierto. Mi gran ilusión era encontrarme con esta peculiar obra de arte e ingeniería, y así fue.
Fue construido en 1410 por el relojero Nicolás De Kadañ y el profesor de matemáticas y astronomía Jan Sindel. Tiene un mecanismo muy complejo que lo convierte en una obra maestra.
Si os gusta y queréis desentrañarlo bien, os dejo un pequeño «manual»:
Cada hora en punto, a la derecha del círculo superior, el esqueleto -que representa a la muerte- tira de una cuerda y levanta un reloj de arena, que representa el tiempo que nos queda. Junto a la muerte, un príncipe turco mueve la cabeza negativamente. Con una mandolina entre sus manos, representa la lujuria. Del otro lado, una alegoría de la vanidad se mira en un espejo, mientras que otra de la avaricia agita su bolsa de dinero. Al igual que el lujurioso, también mueven la cabeza negativamente. La única que mueve la cabeza afirmativamente es la muerte.
Por encima de estas cuatro alegorías, se abren dos ventanas y por ellas desfilan los doce apóstoles. Tras el canto del gallo que hay sobre la ventana, suena la hora.
El reloj, con forma de astrolabio, se compone de dos circunferencias. La interior, que más bien es una corona circular, representa el curso de las constelaciones zodiacales, y la exterior la hora. Hasta aquí parece fácil, pero no lo es tanto. La hora «normal», es la que está representada en números romanos, en formato 12 + 12. Más exterior a éstos, hay otros números del 1 al 24, escritos en tipografía Schwabacher, que representan la hora tradicional de Bohemia. El reloj comenzaba a contar con el «1» al anochecer. Así, esta corona circular va cambiando a lo largo del año.
Más abajo, encontramos otro círculo, que representa un calendario en el que aparecen escenas campestres en relación a los signos del zodiaco. Este calendario fue añadido en 1870, y a sus laterales hay cuatro esculturas que representan, de izquierda a derecha, un filósofo, un ángel, un astrónomo y un cronista.
Templo de Tyn.

La iglesia de Nuestra Señora de Tyn (siglo XIV) es una buena representación del Gótico de Praga. Sus dos grandes torres se alzan sobre la plaza y es imposible no fijarse en ellas. Su interior es fundamentalmente barroco.
Iglesia de San Nicolás
La iglesia de San Nicolás (No confundir con el templo del mismo nombre en Mala Strana), reformada del gótico al barroco en el siglo XVIII, funciona actualmente como sala de conciertos. El interior, dominado por una gran araña de cristal que fue regalada por el Zar Nicolas II, destaca por sus efectos luminosos.
Calles
Tras disfrutar del ambiente y de los iconos arquitectónicos de esta plaza, conviene callejear un poco por esta zona tan pintoresca y disfrutar de sus agradables cafeterías y tiendas. No dejará de sorprendernos la constante ornamentación barroca y renacentista de las fachadas, así como los diversos templos religiosos que nos iremos encontrando. No voy a detenerme con nombres y fechas, pero sí que os recomiendo dedicar tiempo a callejear sin prisa por toda esta zona. Al oeste de la Ciudad Vieja, se encuentra la famosa Torre de la Pólvora (Prašná Brána), de estilo gótico, que constituía una de las 13 puertas de acceso a la ciudad. Es posible subir y disfrutar de una buena panorámica. Esta torre, junto con las grandes avenidas que parten hacia ambos lados, limitan la Ciudad Vieja.
2.- El Barrio Judío (Josefov)
El Barrio Judío de Praga, situado al norte de la Ciudad Vieja, data del siglo XI, momento en el cual se obligó a los judíos a vivir concentrados en un barrio amurallado. En 1848, recibieron permiso para establecerse fuera del gueto, donde sólo quedaron los juíos ortodoxos y los más pobres. Posteriormente, el barrio fue remodelado, y sólo quedaron en pie las sinagogas, el cementerio y el antiguo ayuntamiento. Por eso, es difícil hacerse una idea de cómo era este lugar originalmente.
Durante los tiempos de la ocupación nazi, la macabra idea que tenían era establecer un «museo exótico de una raza extinta», motivo por el cual dejaron en pie las sinagogas.
Pasear por el barrio judío es interesante. Entre sinagoga y sinagoga, se encuentran edificios muy modernos y tiendas de firmas muy caras, lo que contrasta con la zona de la Ciudad Vieja que hemos visto antes. Lo que no debemos perdernos:
El antiguo cementerio judío.
Llama la atención la elevación del cementerio con respecto del suelo, y esto es porque, al tratarse de un recinto tan pequeño para un gueto tan grande, se echaba tierra sobre las sepulturas existentes para enterrar nuevos fallecidos. Fue utilizado desde el siglo XV hasta el XVIII.
La sinagoga Vieja-Nueva (Staronova synagoga).
Se encuentra en la calle Maiselova 18. Fue fundada en el siglo XIII y construida en un estilo entre románico y gótico. Cuenta la leyenda que en su ático se encuentra el mítico Gólem de Praga, creado por un rabino en el siglo XVI para defender el gueto de ataques antisemitas, aunque puede realizar cualquier tarea que se le encomiende. El Gólem es fuerte, pero no inteligente. Ejecuta las órdenes de modo sistemático. Una vez, la mujer del rabino lo envió a por agua al río, y él lo que hizo fue sacar TODA el agua del río e inundar así la ciudad. Para activar el Gólem, se debe escribir en su frente la palabra hebrea «Emet» (verdad), y para desactivarlo sólo hay que borrar la «e» inicial, con lo que queda «Met» (muerte).
La sinagoga alta (Vysoka synagoga).
Situada sobre el Ayuntamiento judio, muy cerca de la anterior, es en la actualidad un importante lugar de culto. En su fachada lateral está el famoso reloj hebreo, cuyas agujas se mueven en sentido contrario al habitual. En la foto se ve esta sinagoga a la derecha y un detalle del ático de la anterior a la izquierda.
La sinagoga Pinkas.
En sus paredes existe un importante memorial con los nombres de los 77.297 judíos de Bohemia y Moravia deportados por los nazis. Está muy cerca del cementerio, en la calle Siroká 23.
Curiosidades en la calle Parizská
En las estribaciones del barrio judío, al final de la calle Parizská, encontramos dos testigos importantes de dos etapas históricas muy diferentes. Por un lado, el Hotel Interontinental, construido entre 1968 y 1974, es un edificio sobrio característico de la época comunista. Justo al lado hay una buena muestra del Cubismo de Praga: un edificio construido bajo este estilo entre 1917 y 1919, destinado originalmente a albergar viviendas para profesores.
El Metrónomo.
Es muy recomendable llegar al final de Parizská y cruzar el río. Sí, dejamos atrás el Barrio Judío y la Ciudad Vieja, pero vais a comprobar el porqué. Tras cruzar el río, subimos unas escaleras, y llegamos a la gran escultura del metrónomo. Aquí podemos unirnos a la vida local de Praga. La gente sube a este lugar a relajarse, beber algo, contemplar las vistas de toda la ciudad y, en definitiva, pasar un rato agradable. Se puede pasear por la zona ajardinada y descansar un poco del bullicio. ¡Recomendado, de mochilero a mochilerxs!
3.- El Puente de Carlos.
Flanqueado por grandes torres, comunica la Ciudad Vieja con el barrio de Mala Strana. Fue mandado construir por Carlos IV en 1354. Las estatuas que lo inundan fueron colocadas a partir de 1683; corresponden a santos nacionales y de las órdenes religiosas asentadas en Praga. La más valorada artísticamente es la de Santa Lutgarda (1710). Es la cuarta desde Mala Strana a la derecha. Según la leyenda, Cristo se le apareció para que le lamiera las llagas. Curiosos estos mitos cristianos.
El puente de Carlos ofrece vistas singulares de ambos lados de la ciudad. Con razón hay siempre fotógrafos o pintores retratándolas. Es también punto de referencia de músicos y otros artistas callejeros. La entrada a la zona de Mala Strana es espectacular.
4.- Mala Strana.
El «Lado Pequeño», como se traduce de su nombre, es la parte de la ciudad que queda entre el río y la zona del castillo. Es una zona muy atractiva desde el punto de vista de la arquitectura barroca; de hecho, se considera uno de los conjuntos barrocos más hermosos del mundo.

Cuando uno atraviesa el Puente de Carlos y llega a Malostranske Namesti, no puede evitar levantar la mirada y sorprenderse con la vista del Templo de San Nicolás (No confundir con el de la Plaza de la Ciudad Vieja) y la torre del reloj, tanto por el propio templo como por el entorno: calles adoquinadas repletas de edificios que rebosan Renacimiento y Barroco, atravesadas por tranvías que nos transportan a otro tiempo. En Malostranske Namesti hay unos bancos de piedra, sentaos y disfrutad, ¿tal vez con un café y un Tredlník?.
Y es que no se puede estar en el corazón de Mala Strana sin disfrutar de una de las mayores delicatessen de la zona: los Tredlník, que en realidad es un producto importado de la tradición culinaria hungara, donde recibe el nombre de Kurtos Kalacs. No obstante, se han abierto un buen hueco en esta zona histórica de la ciudad para deleite de vuestro paladar. Desde aquí, parten calles importantes, como la calle Nerudova o la calle Karmelitská (en la foto).
En la zona de Mala Strana, repleta de elegantes cafeterías, librerías y negocios tradicionales, hay rincones que son imprescindibles para mochilerxs curiosxs:
El callejón Vinarna Certokva.
Es un callejón tan estrecho (50 cm de ancho) que tiene un semáforo para peatones. Sin duda este lugar os hará pasar unas buenas risas. Se accede por la calle Lužického Semináře.
El Muro de John Lennon.
Este lugar os va a encantar. Está en Velkopřevorské náměstí. Tras la muerte de Lennon, el muro fue pintado con un retrato del artista y frases pacifistas y antiautoritarias.
En aquella época, las autoridades comunistas eran muy estrictas con esta clase de manifestaciones, y borraron las pintadas. El muro volvió a ser pintado, y así una y otra vez. Actualmente, el muro es propiedad de los Caballeros de la Cruz de Malta, que permiten que se realicen pintadas, escritos y toda clase de manifestaciones pacifistas en su superficie. Es fácil encontrar músicos callejeros y gente sentada tranquilamente frente al muro. ¡John Lennon vive!
El Niño Jesús de Praga.
Para entusiastas de lo religioso. Es una imagen de cera del Niño Jesús, cuyo supuesto origen es español. Según la leyenda, perteneció a Santa Teresa, y se le atribuyen propiedades milagrosas. Es fácil encontrar personas de fe cristiana pidiendo milagros y rezando frente a esta imagen. Se encuentra en la iglesia de Santa María de la Victoria (Kostel Panny Marie Vítězné), en la calle Karmelitská.
El Museo de Kafka.
Para curiosos o entusiastas de este peculiar escritor. Praga está repleto de lugares de referencia de Franz Kafka, pero el museo sin duda puede ser un buen punto de partida. Está en la calle Cihelná 635.
5.- Distrito de Hradcany y el Castillo de Praga.
Desde Mala Strana, si subimos por la hermosa calle Nerudova, llegaremos al entorno del castillo, pero antes debemos disfrutar de la calle Nerudova.
Además de la belleza singular de esta calle y sus vistas hacia la ciudad, podemos entrar al Gingerbread Museum. Y comer un Gingerbread. ¡Delicioso! Es un establecimiento peculiar, especialmente si vamos con niños y/o si amamos este tradicional dulce.
En esta calle hay otros establecimientos interesantes así que… ¡no subáis con prisa!
Dominando la ciudad, encontramos el complejo del Castillo de Praga, que tranquilamente podemos recorrer durante toda una tarde.
Lo primero que hay que quitarse de la cabeza es el concepto de castillo como fortaleza medieval. El Castillo de Praga es en realidad un conjunto de edificios históricos y palacios conectados por pintorescas e intrincadas callejuelas. Vamos a verlo por partes:
Catedral de San Vito.
Encajonada en el interior de los edificios del recinto, su vista en primer plano es imponente. Es un importante símbolo de Praga. Su construcción comenzó en el siglo XIV. Alberga la tumba de Wenceslao IV, las joyas de la corona e importantes obras pictóricas. Si subimos a la torre admiraremos una gran panorámica de la Ciudad Vieja y Mala Strana.
El Callejón de Oro.
Repleto de casitas de colores y pequeños negocios artesanos, es una calle de gran valor estético que en sí misma merece ser recorrida. En el número 22, se puede ver una de las casas en las que vivió Franz Kafka. Se puede entrar.
Para entrar en el Callejón de Oro hay que pagar entrada, a no ser que vayamos después de las 17:00, cuando el acceso es libre.
Antiguo palacio real.
Se creó en el siglo IX, como un sencillo palacio de madera. En la actualidad es un imponente conjunto arquitectónico, sede de las oficinas de la presidencia de la República.
No es imprescindible pagar entrada para disfrutar de este marco inigualable. Lo mejor es ir después de las cinco de la tarde para asegurarnos el acceso libre al Callejón de Oro. Las vistas sobre la ciudad son asombrosas. No obstante, los que prefiráis verlo todo por dentro y al detalle y acceder al interior de estos edificios podéis sacar diferentes tipos de entrada. En la web oficial del Castillo de Praga podéis consultar los precios.
6.- La Ciudad Nueva. Nové Město
En contraste con todo lo anterior, la Ciudad Nueva de Praga cuenta con calles y avenidas más grandes, aunque sin perder en absoluto su esencia artístico-estética. Fachadas renacentistas, aportes barrocos, fachadas modernistas, edificios cubistas, suelos adoquinados, tranvías…
Hay algunas cosas que uno no puede perderse:
Las grandes avenidas:
La Plaza Wenceslao es en realidad un bulevar de 750 metros de longitud en el que se pueden encontrar grandes librerías, tiendas, kioscos de comida rápida, bares… Es una zona muy animada, junto con las cercanas Plaza de la República, Avenida Nacional… Es una zona en la que da gusto perderse.
El Museo de Alfons Mucha.
Para los entusiastas de Alfons Mucha (1860-1939), de la pintura o de la cultura en general. Si alguien está pensando en comprar un regalo para algún ser querido, en la tienda de este museo podemos adquirir artículos relacionados con la obra de este autor, que encontraremos también en otras tiendas de la ciudad. Es posible que a priori no nos suene el nombre de este representante del Art Nouveau, pero si vemos cualquier imagen de su obra, suele resultarnos familiar. Es un museo pequeño, situado en la calle Panská 7.
La Casa Danzante.
Edificio deconstructivista construido en la década de los 90. Son dos edificios entrelazados que representan a dos bailarines. Fue objeto de polémica por romper radicalmente con la estética barroca predominante. Alberga oficinas, tiendas y un restaurante. Se encuentra cerca del Puente Jiráskuv.
La iglesia de San Cirilio y San Metodio.
Importante desde un punto de vista histórico; en su cripta se atrincheraron en 1942 los autores del atentado contra el gobernador nazi de Bohemia y Moravia. A pesar de que lograron asesinar al nazi, nunca lo supieron, ya que cuando lo trasladaron al hospital aún seguía con vida.
7.- Alrededores de Praga: Kutná Hora.
Kutná Hora es una pequeña localidad cercana a Praga. Se puede llegar a ella fácilmente en tren. Hay una gran frecuencia de trenes a lo largo del día, y es sin duda la mejor manera de acceder a la principal atracción que nos traerá a este lugar: el Osario de Sedlec. No obstante, no es lo único que merece la pena ver por aquí. Vamos por partes:
El Osario de Sedlec.
Es una capilla católica situada bajo la iglesia del Cementerio de Todos los Santos de Sedlec, un barrio de Kutna Hora. Los aproximadamente 40.000 esqueletos humanos que forman el osario, que comenzó a construirse en el siglo XV, provienen de enterramientos masivos en el cementerio, fundamentalmente debidos a la epidemia de peste negra (Siglo XIV) y a las guerras Husitas (Principios del siglo XV).
Es un lugar impresionante, que merece la pena ser visitado. La lámpara de araña que cuelga del techo contiene al menos un hueso de cada uno de los que forman el esqueleto humano. Para llegar a Sedlec hay un tren que sale de la estación de Kutna Hora. Hay que bajarse en «Kutna Hora Sedlec». Si bajamos en «Kutna Hora Mesto», llegamos a los siguientes lugares aquí descritos:
Las minas de plata de Kutna Hora.
Se trata de una explotación medieval de plata. Se recorren algunas de las galerías que conformaban la mina, para lo cual el visitante es provisto de un casco y de un traje protector para la ropa.
Además de eso, se observa un interesante museo acerca de cómo se trabajaba en la mina. Es una visita muy recomendable. En verano, el fresquito del interior se agradece.
Las vistas.
La ciudad, dominada por el gran Colegio Jesuita y la Iglesia de Santa Bárbara, merece un buen paseo por sus calles. Enfrente de la iglesia hay una refrescante zona verde en la que relajarse en verano. Hay muy buenas vistas desde aquí arriba.
8.- Alrededores de Praga. El campo de concentración de Terezín.
Ir a Terezín supone adentrarse en uno de los episodios más macabros de la historia europea reciente. Considero que es una visita necesaria, en memoria de las víctimas del nazismo. Para ir a Terezín, una buena opción es contratar un tour. No suelo considerar necesario contratar tours, de hecho, soy partidario de no hacerlo, pero en un lugar como éste sí, ya que un buen guía nos aportará valiosa información.
El inconveniente de contratar un tour es que el guía nos marcará el tiempo dedicado a cada punto. Además, algunos guías no tienen la preparación suficiente o están saturados. Al contratar la excursión, fijaos en las críticas vertidas en Internet. Yo no puedo recomendaros ninguno, ya que el que me llevó a mí tenía muy mal genio y hacía chistes donde no debía. No lo recomendaría. Cuidado con las ofertas a pie de calle. Hay buenos guías en las empresas que las hacen, pero otras dejan mucho que desear. Tirad de tripadvisor para buscar opiniones.
Ahora sí… ¿Qué es Terezin y qué me voy a encontrar?
Terezín es en realidad el nombre de la población en cuyo término se estableció el campo de concentración de Theresienstadt (nombre alemán de Terezin). Es un complejo de dos fortalezas austriacas (siglo XVII), que fueron tomadas por los nazis y convertidas en una prisión de la Gestapo y en un campo de concentración respectivamente.
La fortaleza pequeña (la prisión) servía de cárcel para «criminales», a ojos de la Gestapo (comunistas, miembros de la resistencia, homosexuales, gitanos, delincuentes comunes y judíos). Estos prisioneros eran separados por sexos y por motivo de encarcelamiento. Vivían apiñados en literas (es posible ver las originales) o en celdas en las que tenían que dormir en el suelo. Se duchaban una vez a la semana y trabajaban 70 horas semanales. Muchos morían por enfermedades, a causa de los malos tratos o eran ejecutados en el patíbulo.
A los que intentaban escapar les esperaba un fin atroz, pero por suerte hubo dos presos que lograron escapar y sobrevivieron.
En la visita se puede observar una gran cantidad de detalles originales, como las literas, las duchas, la horca y unos lavabos que nunca se usaron (se construyeron para una visita de la Cruz Roja).
Puerta con puerta, se encontraba la vivienda del responsable de esta prisión y de las atrocidades aquí perpetradas. Su hija mayor también participaba en los horrores. Al finalizar la guerra, ambos fueron juzgados y sentenciados a morir ahorcados. La hija no cumplió su condena, ya que murió de tuberculosis en esta misma prisión.
Los nazis llamaban a este lugar «un paraíso en la tierra». Lejos de la guerra, podían ejercer su «trabajo» tranquilamente, emborracharse y relajarse en la piscina, desde la que saludaban a los presos camino del patíbulo. Hasta este punto llegó la deshumanización y la maldad de esta gente.
Después de la liberación del lugar a cargo de las tropas rusas, muchos prisioneros continuaron muriendo a causa de las enfermedades y de la debilidad extrema. Los médicos judíos, prisioneros también, que se ocupaban de ayudar a los presos, murieron también por causa de estas enfermedades.
Dentro de la fortaleza grande se había erigido una ciudad, que fue evacuada por los nazis para ser convertida en un campo de concentración. No era un campo de exterminio, sino un lugar de tránsito a otros campos. Era el lugar perfecto para mostrar a la galería. De hecho, era utilizado como decorado propagandístico. Se hacía creer que era un lugar idílico donde los judíos vivían felices. Desde aquí se rodó un documental donde salían los niños divirtiéndose. Niños que posteriormente serían gaseados en Auschwitz.
En el campo de concentración puede verse un museo, en el que, entre otras cosas, podemos ver los poemas y dibujos de algunos niños y niñas como Helga Weissová, superviviente del holocausto. En sus dibujos se retrata la vida en este campo de concentración. Estas creaciones sirvieron como prueba en el juicio de Nuremberg. Una realidad horrible que sucedió en Europa hace muy poco tiempo.
En Terezin llegó a construirse una cámara de gas, que nunca fue utilizada, ya que los propios prisioneros la boicotearon al saber cuál era su cometido.Lo que sí que se utilizaron fueron los hornos crematorios, que pueden observarse junto con otras infraestructuras.
Aún pueden verse segmentos de las vías del tren que no conducían precisamente a un viaje deseable.
Contemplar todo esto nos hace ser conscientes de lo que sucedió. Uno termina la visita aplanado, ya que todo lo que se ve es muy duro. La memoria es necesaria, para no volver a caer en este extremo de la sinrazón humana.
Después de visitar Terezin, se hace necesario respirar profundamente y dar un último paseo por Praga antes de irnos. Y de paso, imaginar un mundo donde todas las personas vivamos en paz. Porque imaginar es lo que va antes de crear. «puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único». (John Lennon).
Hasta aquí el paseo por Praga y sus alrededores. Espero que disfrutéis muchísimo. Os envío un gran abrazo, no sin antes dejar unos datos prácticos que pueden ser útiles. ¡Hasta pronto!
Datos prácticos
ALOJAMIENTO:
Para alojarnos en Praga, tenemos diferentes opciones de acuerdo con el presupuesto y con nuestras preferencias. Campings, hostels, pensiones, apartamentos y hoteles.
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LLEGAR A PRAGA
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Una respuesta a «¿Qué ver en Praga? Breve guía definitiva.»
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