¿Qué hacer en Madrid? 7 Planes tranquilos

«De Madrid al cielo», se suele decir, y es que esta gran ciudad ofrece tantísimas opciones que cualquier persona encontrará lugares y propuestas afines a sus gustos, preferencias y ritmos de vida. El caso es que es una ciudad muy manejable, cómoda y con muchas pequeñas cosas que pueden hacernos disfrutar muchísimo de nuestra estancia. En este post, no voy a hablar de los principales hitos turísticos de Madrid, sino todo lo contrario. Voy a proponer 7 planes pequeños, 7 experiencias que nos harán conocer mejor esta ciudad, su historia y sus secretos. Sigue leyendo y toma nota de qué hacer en Madrid.

Madrid es una ciudad que me encanta. Puedo pasear durante horas por sus grandes e históricas avenidas, ir a escalar, ver exposiciones, ver tiendas… Hay muchísimo que hacer y se disfruta mucho, sea cual sea la época del año.

En este sencillo artículo voy a indagar un poco y viajar a pequeños lugares que son más conocidos o menos, pero que a veces pasan desapercibidos y bien merecen ser descubiertos.  Pueden estar lejos o  muy cerca (o dentro) de los sitios más famosos.

La foto de cabecera corresponde a las Torres Kio, lugar conocido también como Puerta de Europa, en la Plaza de Castilla. No hablaré de este lugar en el artículo, pero es un enclave de la ciudad que siempre me ha impresionado.

1.- Subir al Faro de Moncloa.

El Faro de Moncloa es una torre – mirador de 110 metros de altura, desde la cual se puede observar no sólo Madrid, sino también algunos puntos muy interesantes de los alrededores: el Parque de Atracciones, el Puente de los Franceses, la Sierra de Guadarrama…

Se construyó en 1992 como torre de iluminación, y más tarde fue habilitado como mirador y centro de interpretación de la ciudad. Desde esta posición privilegiada se pueden observar las calles más emblemáticas de Madrid y algunos de sus edificios más representativos.

Se sube en un ascensor exterior, con lo que disfrutaremos de las vistas también durante la subida y la bajada. La sensación que provoca subir aquí, es la de que de pronto la ciudad de ha hecho pequeña y podemos alcanzarla a golpe de vista, aunque la torre no sea exclusivamente alta. Esto de hecho es mejor, ya que la perspectiva es mucho más cercana. El mirador, de forma semicircular, cuenta con unos paneles luminosos explicativos de cada uno de los sectores, calles  y edificios que tenemos a la vista.

Quien desee completar la visita y aprender más, puede alquilar por tres euros más una tablet (Faro Explorer) en la que se ha cargado una aplicación interactiva con mucha información y diferentes puntos de vista: desde el punto de vista del observador o vista vía satélite.

Muy cerca, tenemos la Casa de las Américas y el Museo del Traje. Los domingos por la mañana la entrada a estos dos museos es gratuita.

2.- Ver una proyección en el Planetario de Madrid y de camino pasar por un gran rocódromo urbano.

En segundo lugar, propongo una tarde diferente en este enclave, ubicado al sureste de la ciudad. Tras bajarnos del metro en la parada de Arganzuela – Planetario, nos encaminamos hacia el Parque de Tierno Galván, dedicado al fallecido exalcalde de la ciudad.

De camino, pasamos inevitablemente por una de las mayores zonas de escalada urbana de España, equipada aprovechando la descomunal estructura de hormigón que da forma al puente de acceso. Esta zona de escalada, que puede ser usada libremente, cuenta con zona de travesía, bloques y vías. Si sois escaladores, no os la perdáis; coged los pies de gato y ¡a disfrutar!

Si no lo sois, no os preocupéis, el puente en sí es una estructura descomunal digna de ser vista y fotografiada (no escaléis en él). Apreciad en la foto las presas y puntos de anclaje:

El parque de Tierno Galván está bastante desangelado; no tendría ningún tipo de atractivo si no fuera porque en él se encuentra el Planetario de Madrid.

Se trata de una instalación dedicada a la divulgación científica; además de fantásticas proyecciones en su planetario propiamente dicho, también ofrece conferencias, audiovisuales, exposiciones y actividades.

Debido al éxito de las proyecciones, es muy importante adquirir la entrada con antelación, ya que es difícil que lleguemos y queden entradas para ese día. Por suerte, se pueden adquirir online, a través de su página web. Hay proyecciones desde las 11:30 AM los fines de semana y desde las 17:30 de martes a viernes. No os las perdáis porque son de muy buena calidad. Nos harán literalmente viajar por el cosmos sentados cómodamente bajo la cúpula semiesférica de esta interesantísima instalación.

3.- Ver la estatua (y el museo) del Ratoncito Pérez.

De todas las pequeñas grandes cosas que hay en Madrid, es epecialmente entrañable la casa-museo del Ratoncito Pérez. Para quien no lo sepa, el Ratoncito Pérez es quien recoge los dientes de leche de las niñas y niños cuando se les caen. En su lugar deja un pequeño regalo debajo de la almohada, durante la noche.

Pues bien, este ratón vive en Madrid y se le puede visitar. En la calle Arenal número 8, en un pequeño centro comercial local, encontraremos nada más entrar la estatuilla y la «plaza» dedicada a este emblemático personaje, y subiendo al primer piso es donde encontraremos su pequeña casa-museo. En ella se explica toda su historia y encontraremos múltiples sorpresas, que deleitarán no sólo a los niños pequeños sino también a los adultos curiosos.

4.- Relajarse en el Templo de Debod

¿Un templo egipcio en el centro de Madrid? Sí. Este sí que está viendo pasar el tiempo, y mucho. Fue construido en el siglo II a. C, en Asuán, Egipto, originalmente dedicado a Amón e Isis. A mediados del siglo XX, comenzó a construirse la gran presa de Asuán y, para evitar que quedara sumergido bajo el agua, el templo fue trasladado piedra a piedra al Parque del Oeste, muy cerca de Plaza España, en pleno centro de Madrid, como regalo del gobierno egipcio a la ciudad. En 1972 abriría sus puertas al público.

Se puede visitar gratuitamente su interior, donde se pueden ver maquetas, audiovisuales o proyecciones. Actualmente, está cerrado por obras, lo que no nos impide disfrutar de su exterior.

Como se encuentra en lo alto de una pequeña colina ajardinada, podemos relajarnos a la sombra como si de un pequeño oasis se tratara. Podemos venir aquí a resguardarnos del sol, comer nuestro bocadillo y, en general, disfrutar de este enclave tan especial.

5.- Comer en el mercado de Tirso de Molina.

Cabe aclarar que este tradicional mercado de abastos no está en Tirso de Molina, sino en el barrio de Puerta del Ángel. Se trata de un edificio de granito y ladrillo construido en 1932 como parte de una red de mercados promovida por el Gobierno Republicano para abastecer la ciudad. En su exterior se pueden apreciar marcas de obuses de la Guerra Civil, aunque lo más emblemático y que no debe pasar desapercibido es el escudo original, en el que se aprecia la corona mural, símbolo republicano que se contrapone a la corona real.

En su interior, además de las tiendas tradicionales típicas en un mercado popular, existen pequeños restaurantes donde podemos tomar algo o comer. A mi me gusta el Vegicano, de comida vegana, y el bar la Lattina, donde se puede disfrutar de una gran variedad de cervezas artesanas.

Si decidimos comer aquí, nos encontraremos una atmósfera cálida y amistosa, además de asegurarnos un buen refugio a prueba de cualquier condición meteorológica.

6.- Comprar un libro en la Cuesta de los Libros (y hacerse una foto en el jardín vertical)

Dos planes en uno que, por cercanía, no pueden ser excluyentes. La Cuesta de los Libros o Cuesta Moyano es una feria del libro permanente que está ubicada en la calle Claudio Moyano, junto al Jardín Botánico, muy cerca del Parque del Retiro. Asomarse a cada una de las casetas es un viaje en el tiempo; hay libros de muy diversas temáticas y épocas históricas.

En este lugar podemos encontrar libros que no existen en ningún otro lugar, y multitud de reflexiones sobre temáticas sociales, políticas, culturales y un largo etcétera.

No dejes de pasar por allí y dejarte llevar por las líneas del tiempo.

Justo enfrente, próximo al número 16 del Paseo del Prado, encontramos la magnífica obra del francés Patrick Blanc, un jardín vertical que atrae las miradas de cualquiera que pase por allí. Esta pared, de 25 metros de altura por casi 20 de anchura, pasaría desapercibida de no ser por la excelente combinación de tonos verdes de las muy diversas especies de plantas con las que está confeccionado. Gracias a tu cámara fotográfica, puedes llevártelo contigo.

7.- Tomar la foto de Gran Vía desde las alturas.

Hemos empezado en las alturas y así terminamos también. La Gran Vía es una de las avenidas más emblemáticas de Madrid. Muchas son las fotos de esta arteria que sube la gente a Internet, pero no todo el mundo conoce un lugar sobre el que tomar una foto «aérea» de Gran Vía. Pues lo hay, y no hay que pagar entrada.

Se trata de la última planta del Corte Inglés de Preciados – Callao. Al fondo del todo, en la zona «gourmet»,  hay una terraza – mirador desde la que hay unas vistas excepcionales de la zona de Gran Vía con los edificios de Plaza España al fondo, así como del entorno del Palacio Real.

Para obtener esta vista de Gran Vía, encabezada por el Edificio Carrión, Con la Torre de Madrid y el Edificio España al fondo, hay que ir un poco más allá de la terraza, hasta una pequeña cristalera.

El plan es sencillo: sube y disfruta de las vistas. A mi me gusta acompañar esta visitilla con un café, ya que no soy partidario de subir, tomar la foto y bajar como si tuviéramos prisa.

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Y… ya que andas de viaje por España, ¿Por qué no hacerle una visita a la histórica ciudad de León?

**abracines**