Nuestro recorrido de un mes por la Isla de Flores no habría sido lo mismo sin haber estado unos días en Riung. Esta tranquila localidad al norte de la isla recibe visitantes que buscamos parajes naturales únicos, pero sin el frenesí tóxico de Labuan Bajo.
¿Cómo llegar a Riung?
Se puede llegar a Riung desde Ruteng, Bajawa, Maumere (o desde otras localidades) vía shared car. Te explico aquí que es el shared car y por qué es tan conveniente. Hay gente que se decanta por un taxi privado, lo cual es comprensible si es un grupo o una familia con niños/as. En ese caso conviene negociar bien el precio. De lo contrario, no recomendamos esta opción.
Existe también una compañía de autobús, DAMRI bus, que opera en esta zona. Tanto desde Ende como desde Bajawa se puede tomar este transporte. Conviene preguntar por él en el alojamiento donde nos encontremos, y nos darán información sobre su frecuencia.
Nosotros llegamos a Riung en shared car desde Cassabonelly, pasando por Ende, y fue una odisea que nos llevó 12 horas. (Ya estamos entrenados).
Tardamos tanto porque al llegar a Ende nuestro conductor, tras la pausa para comer, nos dejó con otro, cuyo coche estaba bastante destartalado e iba muy despacio. Esta vez no se estropeó, pero hacía bastantes paradas y se desviaba a dejar paquetes. No veíamos el momento de llegar a Riung. En una de estas paradas, de una hora, nos dijo que le daba miedo seguir, debido al estado de la carretera y a que estaba oscureciendo. Nos dijo que si queríamos podía llamar a su padre, que vivía por allí. Este nos llevaría a nuestro destino.
Como no teníamos otra opción, le dijimos que sí, y esperamos al padre donde nos indicó. No sabíamos si vendría alguien a por nosotros o no, pero sí, llegó finalmente el padre y nos condujo hasta Riung. La carretera tenía buenos socavones, eso desde luego. Con el coche del otro no sé si lo habríamos logrado.
Llegamos de noche, pero aún a tiempo para cenar en un warung.
La atmósfera de Riung es tranquila. Los viajeros nos mimetizamos a lo ancho de las calles que salpican la extensión de esta localidad, llenas de árboles entre los que revolotean los grandes murciélagos de la fruta.
A diferencia de Ende, la gente sonríe y saluda al pasar pero no «acosa y derriba» al bulé, por lo que no sentimos más a gusto.

No hay mucho que hacer en Riung, a excepción de la ruta por el Parque Natural de las 17 islas, pero nosotros, como siempre, decidimos alquilar una moto para recorrer un poco más la zona (Moto 7).
Pantai Watulajar
La moto en cuestión nos sirvió para corroborar que en Indonesia apuran los vehículos hasta su límite. Y el nuestro.
Tras esquivar unos cuantos agujeros y baches, alcanzamos la carretera que salía de Riung, por la que habíamos llegado el día anterior. Todo iba bien hasta que llegamos a una curva cerrada, y la moto decidió… no frenar.
Nos salimos por la tangente, claro. Fuimos a parar al suelo, entre carretera y cuneta, en una de esas caídas que parece que van a cámara lenta, pero que te das un buen leñazo igual. La moto se paró y nuestras rodillas y manos salieron un tanto «desconchadas».
Pero como estas cosas pasan, nos levantamos, volvimos a poner en marcha la moto y seguimos nuestro camino, más despacio, con el cuello dolorido pero con la cabeza bien alta, para disimular.
Tip: Comprobar siempre los frenos al alquilar una moto.
A unos 30 km de Riung se encuentra esta playa inmensa, de arena, aunque con un aspecto un tanto decadente. La infraestructura que hay está abandonada, pero los bancos y sombrajos son aprovechables. Está bien dar un paseo y pegar un baño para curar las heridas de la moto. Esto (lo de curar las heridas así) no es muy recomendable en realidad, pero ya de estar…
Watu Mitong Riung
Subimos aquí a ver el atardecer (nada nuevo bajo el sol, y nunca mejor dicho), pero el paseo en moto por estas carreteras está bien. Al llegar a esta vista panorámica, se ven las islas del Parque Marino de las 17 islas, y, en general, unas buenas vistas de todo el entorno. Los murciélagos de la fruta revolotean por aquí también a ciertas horas.
Parque Marino de las 17 islas
Esto sí. A esto veníamos en realidad.
El recorrido en barco por estas islas atrae a más gente, pero todo el mundo aquí viene de un modo muy sostenible y tranquilo. Los barquitos que te llevan y te traen son pequeños y no se empeñan en llenarlos hasta arriba, sino todo lo contrario.
No hace falta reservar esto con mucha antelación. Al llegar a Riung, se puede acordar precio y demás en cualquier guesthouse o directamente en el puerto. Es fácil y tienen disponibilidad de un día para otro. Nosotros lo habíamos apalabrado por email antes de ir, pero no hace falta.
El recorrido es amplio, e incluye una comida cocinada in situ en una de las islas, lo que lo hace aún más completo.
Normalmente se empieza navegando hacia una colonia de murciélagos, para verlos de cerca revoloteando alrededor del barco. Esto está bien, pero están mucho mejor las siguientes paradas, en las que se puede nadar sobre enormes arrecifes de coral, inmensos y llenos de color.
Si el de Cassabonelly nos gustó, este vergel nos voló la cabeza. Es una explosión de color inmensa; mires donde mires. Además, gracias a ser una zona protegida el estado de conservación del coral es espectacular.
Se nada tanto que, aquí sí, quedas más que satisfecho. Se aseguran de que así sea, a diferencia de lo que ocurre en los masificados tours de LB.
En los barquitos suelen tener equipos de snorkel, pero nosotros siempre llevamos el nuestro (salvo aletas) porque es algo que nos encanta.
Al día siguiente nos iríamos de Riung de vuelta hacia Bajawa (ya para ir regresando), pero sin parar en Bajawa. Resulta que investigando un poco en google maps descubrimos que la costa que forma la bahía en la que se encuentra Aemere tenía muy buena pinta, y en ella figuraban alojamientos que no salían en las plataformas de reservas. Tenían valorciones prepandémicas en google, como si ya no estuvieran abiertos.
Decidimos arriesgarnos. Le enviamos un whatsapp a uno de ellos y nos dijo que sí, que tenía una cabañita para nosotros. Estaba totalmente apartado de las carreteras, en Mbalata Beach, a la orilla del mar. ¿Dónde nos estamos metiendo? Descúbrelo aquí.
Más que recomendable, por tanto, venir a Riung, pero sin prisa. Nuestra recomendación personal es estar, al menos, 2 noches, para dejar el día de visita al Parque Natural entre medias y disfrutar del entorno.
Abracines